martes, 3 de junio de 2008

La dinastía Qin (221 - 206 a.C): El primer Imperio Chino


Los últimos 200 años de la dinastía Zhou fueron paupérrimos, enmarcada por una gran crisis política y económica. La dirigencia comercial deseaba ocupar cargos en los gobiernos (claramente prohibido según la dinastía Zhou dado que sostenían los derechos divinos legitamadno su poder) así como un decaímiento en en el rendimiento agrario. Se generaron distintas movimientos, manifestaciones y cesación de actividades que llevaron a una pérdidas del poder de la dinastía que ya no sabía como manejar la situación. Es por esto que los reinos comenzaron a clamar y actuar de forma soberana e independiente del poder de la dinastía Zhou, dándose la famosa época de anarquía china llamada los Reinos Combatientes, entre 481-221 a.C.



Como lo indica su nombre, la dinastía quedo relegada a un segundo lugar, netamente utópico que carecía de poder y dominio de su territorio. Los reinos, ante las amenazas y sus deseos expansionistas en materia geográfica y agrícolo-comercial, desarrollaron grandes alianzas y posteriores enfrentamientos que no hacía más que debilitar al reinado de China.


Cuando todo indicaba que la situación no tenía solución y las guerras civiles eran cada vez más crudas, el reino del norte Qin o Ch´i, de base legalista, comenzó a fortalecerse a nivel económico y militar, realizando una campaña para reunificar el reinado chino y hacer colapsar definitivamenete la utópica dinastía Zhou. Así, de manera bélica y diplómatica, el reino de Qin se fue colocando en los primeros planos y es el año 221 a.C. cuando el rey de Qin se autoproclamó Qin Shi Huangdi, o primer emperador de la dinastía Qin. Cabe destacar que de esta dinastía proviene el nombre de "China".




Con la ayuda de un ministro legalista, Li Si, el emperador Qin Shi Huang (segunda foto) unificó el mosaico de estados feudales en un imperio administrativamente centralizado y culturalmente unificado. Se abolieron las aristocracias hereditarias y sus territorios se dividieron en provincias gobernadas por burócratas nombrados por el emperador. La capital de Qin, cerca de la actual ciudad de Xi’an, se convirtió en la primera sede de la China imperial. Se adoptó un sistema de escritura y su uso se hizo obligatorio en todo el Imperio. Para promocionar el comercio interno y la integración económica, los Qin unificaron los pesos y medidas, la acuñación de moneda y las medidas de las hachas. Se adoptó la propiedad privada de la tierra y se aplicaron leyes e impuestos con igualdad. La búsqueda de la uniformidad cultural llevó a los Qin a ilegalizar muchas escuelas filosóficas que habían florecido a finales del último periodo Zhou.




El primer emperador también intentó extender las fronteras exteriores de China. En el sur sus ejércitos marcharon hacia el delta del río Rojo, lo que en la actualidad es Vietnam. En el suroeste su dominio se extendió para englobar la mayor parte de las actuales provincias de Yunnan, Guizhou y Sichuan. En el noroeste sus conquistas alcanzaron Lanzhou, en la actual provincia de Gansu y el noreste, un sector de lo que hoy es Corea, reconoció la superioridad de los Qin. El centro de la civilización china, sin embargo, permaneció en el valle del Huang He. Aparte de la unificación y expansión del Imperio, el logro más conocido de la dinastía Qin fue la terminación de la Gran Muralla china.


El coste económico y humano de las conquistas extranjeras de los Qin y la construcción de la Gran Muralla y otras obras públicas fue enorme. El peso siempre creciente de los impuestos, el servicio militar y los trabajos forzados crearon un hondo resentimiento contra la dinastía Qin entre las clases populares del Imperio. Además, las clases intelectuales estaban ofendidas por la política gubernamental de control del pensamiento, en especial la quema de libros. El sucesor de Qin Shi Huangdi cayó bajo la influencia de un astuto eunuco de palacio. Siguió una lucha por el poder, mutilando la administración central y el pueblo indignado se levantó en una rebelión.





El apogeo de la filosofía china

A pesar del gran desarrollo a nivel comercial y territorial que el reino de China vivio durante los 900 años de la dinastía Zhou en el poder, sin lugar a dudas la verdadera importancia se desprende a nivel cultural. Durante este período, la filosofía oriental tuvo su época dorada al presentarse los 3 personajes mas importantes dentro de esta disciplina. Esta importancia radica, no solo porque son doctrinas que se mantienen a la actualidad y presentan gran cantidad de devotos, sino que también fueron muy determinantes para servir de marcos ideológicos entendiendo distintas políticas tomadas por las dinastías chinas a partir de la fecha. Las dinastías chinas se fueron identificando con cada uno de estos pensamientos, revalorizando a algunas o limitando a otros hasta llegar incluso a perseguir a aquellos que pensaban distinto o que no simpatizaban con la filosofía oficial.
Refiriéndose estrictamente a lo filosófico, estas 3 doctrinas que surgieron durante la dinastía Zhou fueron el Confucionismo, el Taoísmo y el Legalismo. A continuación se expondrá una breve explicación para entender las bases de cada uno de ellos y entender su importancia.




1. El Confucionismo o Confucianismo.




El más antiguo y más influyente de los filósofos del periodo fue Kongfuzi o Confucio. En esencia, las propuestas de Confucio representaban la restauración de las instituciones políticas y sociales de comienzos de la dinastía Zhou. Creía que los sabios gobernantes de ese periodo habían trabajado para crear una sociedad ideal, por lo que intentó crear una clase de caballeros virtuosos y cultivados que pudieran desempeñar los altos cargos del gobierno y guiar al pueblo a través de su ejemplo personal. En otras palabras, Confucio creía en la idoneidad de las personas y se oponía claramente a la trasmisión de cargos o poderes por cuestón de lazos familiares o hereditarios.






Los confucianos ven al cosmos como algo armónico que regula las estaciones, la vida animal, la vegetal y la humana. Si esta armonía era trastornada, habría graves consecuencias. Un ejemplo común que utiliza el confucianismo es el del mal gobernante que conduce a su pueblo a la ruina mediante su conducta. El mal gobierno contraria el orden natural y viola el Mandato del Cielo. El gobernante que se conduce así pierde su legitimidad y puede ser depuesto por otro que recibirá este mandato. La tercer foto muestra el símbolo de las virtudes confucianas.




Los principios del confucianismo están recogidos en los nueve libros antiguos chinos transmitidos por el maestro y sus seguidores, que vivieron en una época de gran inquietud filosófica. Estos escritos pueden dividirse en dos grupos: los Cinco Clásicos y los Cuatro Libros.



2. El Taoísmo.



Las doctrinas del taoísmo, la segunda gran escuela filosófica existente durante el periodo de los Zhou en el poder, se exponen en el Tao Tê-King, que se atribuye a la figura semihistórica de Laozi, y a los trabajos de Zhuangzi. Los taoístas desdeñaban el sistema estructurado que preconizaban los confucianos para el cultivo de la virtud humana y el establecimiento del orden social. En al aspecto político, el taoísmo abogaba por un retorno a las comunidades agrícolas primitivas, en las cuales la vida podía seguir un curso más natural.
El taoísmo mantiene que el individuo debe ignorar los dictados de la sociedad y solo ha de someterse a la pauta subyacente del Universo, el Tao (Camino), que no puede ni describirse con palabras ni concebirse con el pensamiento.
Según la leyenda, Lao-tsé, fundador de la doctrina nació en la provincia de Henan y fue un bibliotecario de la corte. Se supone que dejó escrito el Tao Tê-King (o Daodejing, Libro de la Vía y de la Virtud), el gran tratado filosófico chino, cuando abandonó China para irse a vivir a un lugar desconocido de Occidente. Con mucho, el Tao Tê-King es la obra literaria más traducida del chino y tuvo una enorme influencia en el pensamiento y la cultura orientales.
La cuarta foto hace alusión al tradicional símbolo taoísta mientras que la quinta es una representación del fundador de la doctrina, Lao Tze.


3. Legalismo
Una tercera escuela de pensamiento que floreció durante el mismo periodo y posteriormente ejerció una influencia duradera en la civilización china fue el legalismo. Razonando que los grandes desórdenes de su momento exigían nuevas y drásticas medidas, los legalistas abogaban por el establecimiento de un orden social basado en leyes estrictas e impersonales, que rigieran cada aspecto de la actividad humana. Para reforzar este sistema propugnaban el establecimiento de un Estado rico y poderoso, en el cual el soberano tendría una autoridad incontestable. Los legalistas instaban a la socialización del capital, el establecimiento del monopolio gubernamental y otras medidas económicas designadas para enriquecer al Estado, reforzar su poder militar y centralizar el control administrativo.